La revolución de 1956

La autoproclamada Revolución Libertadora que en 1955 derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón tuvo entre sus principales objetivos la “desperonización” de la sociedad: se disolvió el partido, se prohibió la palabra “peronismo” y sus derivados, la CGT fue intervenida y muchos peronistas fueron encarcelados. Con el propósito de reestablecer la soberanía popular, el 9 de junio de 1956, los generales Juan José Valle y Raúl Tanco lanzaron un alzamiento cívico-militar que estaba condenado a fracasar y terminó con el fusilamiento de 27 sublevados.

La conspiración contra el gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu comenzó a gestarse en el verano de 1956, en el barco Washington, anclado a varios kilómetros del puerto de Buenos Aires, donde estaban encarcelados muchos militares peronistas. Los jefes del movimiento eran los generales Valle y Tanco y los coroneles Oscar Cogorno, Alcibíades Cortínez y Ricardo Ibazeta, entre otros.
La fecha elegida fue el 9 de junio. La señal la daría un comando encabezado por el coronel José Albino Irigoyen y el capitán Jorge Miguel Costales, que debía tomar la Escuela Técnica N° 5 "Salvador Debenedetti", en el partido bonaerense de Avellaneda. Allí instalarían lo necesario para transmitir por radio la proclama revolucionaria, que se escucharía a las 11 de la noche, durante la pelea de box del argentino Eduardo Lausse.
“A la media hora de tomar la escuelita -explica el dirigente peronista Andrés Framini, partícipe de la rebelión- nos dicen desde allí: ‘no hablen más para acá porque estamos rodeados’. Pasa una hora y el asesino de Rojas anuncia el fusilamiento de esos revolucionarios. No había pasado otra hora cuando aparece otra información: en Lanús son asesinados otros compañeros. Después nos llega la noticia del fusilamiento del coronel Cogorno en La Plata. La única buena, pero que no alcanzaba, era que el capitán Filipaux había tomado Santa Rosa”, el único lugar donde pudo leerse la proclama.
En el gobierno tenían noticias de la conspiración, pero decidieron no frenarla para dar una lección ejemplificadora. Por eso, todos los focos rebeldes fueron controlados hacia la medianoche. En la madrugada del 10 se realizaron los primeros fusilamientos luego de que se conocieran los decretos que imponían la ley marcial y la pena de muerte. Así, los decretos fueron aplicados retroactivamente a quienes se habían sublevado el sábado 9 y contra lo dispuesto en el artículo 18 de la Constitución Nacional que declaraba “abolida para siempre la pena de muerte por causas políticas”.
El 12 de junio al mediodía, el general Valle decidió entregarse a cambio de que el gobierno parara la matanza. Diez horas después fue fusilado. El 13 de junio cesó la ley marcial y el 14 el general Tanco y otros sublevados lograron refugiarse en la embajada de Haití. Horas después, el jefe de la SIDE, general Domingo Quaranta, invadió la sede diplomática para arrestarlos, pero el embajador Jean Briere pudo protegerlos.
Catorce años después, el 29 de mayo de 1970, un comando de la agrupación armada Montoneros secuestró al ex presidente Aramburu y lo asesinó luego de un juicio sumario en el que se lo acusó, entre otras cosas, de "la matanza de 27 argentinos sin juicio previo ni causa justificada". El comando tenía el nombre del general Valle.

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